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lunes, 23 de abril de 2012

Luego de leer la bibliografía obligatoria, compruebo que hay desafíos que siguen siendo los mismos, por lo menos en la labor docente, independientemente del soporte que utilicemos en la construcción del conocimiento. No me parece novedosa la idea del conocimiento como un constructo social, vengo trabajando así desde hace mucho tiempo. Tampoco la búsqueda de independencia en el aprendizaje de los alumnos. Sí, en cambio, rescato que la web 2.0 agrega un ingrediente muy saludable: la posibilidad de ser un sujeto activo en la construcción de contenidos, tanto para alumnos como para docentes. También genera la externalización de la red, su puesta en escena y la posibilidad que la misma ofrece de sinergia a partir de la solidadridad. La relajación de los derechos de autor, nos anima a la vez a compartir contenidos que no nos pertenecen, pero que nos apropiamos, y que luego de compartirlos los modificamos, expandiendo el horizonte y el capital simbólico de los que tejen la red. El hecho de saber que los contenidos pueden moldearse, y que tal vez los recibimos tamizados por otros que los han modificado, nos saca de la comodidad del "criterio de autoridad" de algunas supuestas "verdades", para ser cada vez más críticos respecto de la información que recibimos.
Tal vez lo perenne del aprendizaje, radique en incentivar el deseo por investigar, crear y compartir, apropiarse del conocimiento de otros y dejar que otros se apropien de nuestro conocimiento, entendiendo que sólo así, el pequeño cascarón de nuez en el que viajamos todos juntos, se expande.